No
es un tema que sea muy abordado, pero me provoca decir algo sobre la menopausia, sé
que no puedo decir todo, desde la arista
que me convoca el tema al menos intentaré abrir preguntas, uno podría en su
imaginario creer ingenuamente que finalizar la vida fértil puede ser un alivio,
pues desaparece aquella presencia mensual con la que convivimos desde la
adolescencia, con la que renegamos tantas veces, sin embargo cuando comienza a
aparecer de manera intermitente hasta poco a poco desaparecer, en lugar de satisfacción
uno se descubre sintiendo cierta nostalgia, no solo por aquella visita mensual, sino nostalgia por
el cuerpo que nos comienza a ser ajeno, más ajeno que nunca, incluso aparecen preguntas
por la mujer que nos habita, ahora sin fertilidad, que lugar hacerle a la mujer?
Como en todas las etapas de la vida, cada mujer atraviesa sus cambios de manera absolutamente singular, pero no podemos negar que hay cambios en nuestro cuerpo, en nuestras emociones. Nuestras rodillas, las articulaciones, se traban al caminar, mientras antes no teníamos noción de que existían algunos huesos, ahora tomamos nota de su existencia porque comienzan a sonar.
¿Es válido el vaivén de nuestras emociones?
Convivimos con un sinfín de emociones que creemos o nos persuaden a creer que debemos dominarlas con fuerza de voluntad, nosotras lo padecemos junto a los calores, a los olvidos, a los cambios de humor, ¿pero lo padecemos solas? me pregunto ¿Cómo se las arreglan nuestras parejas, nuestros hijos, nuestros amigos con nuestros cambios? Estamos tan concernidas en nuestro proceso que podemos olvidar que nuestro entorno, sobre todo el que nos ama, debe encontrar al igual que nosotras nuevas formas de arreglo con eso enigmático, como todos los cambios despeina.
Es un tiempo donde nos confrontamos con un nuevos aprendizajes, en este caso a lidiar con un cuerpo que deja de ser joven, que nos resulta extraño y a la vez sentirnos llenas de vida, sin afán de aconsejar, puedo decir que la fuerza de voluntad no juega ningún papel, no se trata de eso, sin embargo elegir hablar de lo que nos pasa con amigos, en análisis, en espacios seguros, puede alojar mejor lo enigmático, mientras se atraviesa esa tan poco nombrada etapa.
Alejandra Quintero