jueves, 3 de noviembre de 2011

“Last Night”

La última noche ó Solo una noche, según la traducción, es el nombre de una película romántica que pone al límite la fidelidad en el matrimonio, muestra la realidad de las relaciones de pareja, se trata de la “tentación” de experimentar con otra persona, ó una serie de ellas, sensaciones diferentes, que según el slogan de la película, “la única forma de superar la tentación es caer en ella”.

Esto es algo que quiero cuestionar, seguramente deben haber más alternativas y dependerá básicamente del que escoja, me resisto a pensar que sea la única salida, dejarse arrastrar por un torbellino de sensaciones excitantes que culminan sin duda con la culpa, y me pregunto en qué nos diferenciaríamos de los animales en ese caso.

Pienso que es una situación con la que hay que confrontarse, más tarde ó más temprano cuando se escoge la vida en pareja, dando por hecho que la elección (de estar en pareja) está basada en el amor, y lo aclaro justamente porque hay infinidad de formas de hacer pareja que tienen  que ver con transacciones de diversa naturaleza que nada tienen que ver con el amor, y que desde este concepto, una infidelidad se  puede presentar como una opción válida, menos culposa. También pienso que el amor a veces, tampoco es suficiente para  evitar, ó para seguir el lenguaje de la película, no caer en la tentación.

La infidelidad se puede presentar efectivamente como atracción física, como es el caso del protagonista, que representa al género masculino, como bien indica Lacan, el hombre puede separar su vida amorosa de su vida sexual, tranquilamente puede amar a una mientras desea a otra, para la mujer este camino va unido, ella solo va a desear al que ama y sin ponernos tan estrictos, por lo menos debe tener algún tipo de sentimiento para acceder a la relación sexual.  Esto no significa que la mujer no sea  infiel, sobre todo en estos tiempos contemporáneos donde la realidad nos dice que la mujer se jacta de haberse “transado ” a un chico en la salida con sus amigas, pero esa, es una posición netamente masculina que adoptan  mujeres de los últimos tiempos, entre otras, son nuevas formas de gozar que caracterizan los nuevos tiempos.

La infidelidad no es un tema fácil de abordar, la sexualidad humana es muy complicada y tiene tantas salidas como personas existan en el mundo, pero  creo que para evitar la infidelidad ya sea del hombre ó la mujer, debe haber algo del orden de la resignación, resignar la pulsión, puede tener que ver con el amor, pero como dije antes, no alcanza, y la película lo muestra muy bien, pero finalmente mas tiene que ver con la elección que hacemos de estar en pareja y saber que algo nos va faltar, pero hay que aprender a arreglarnos con la falta, saber hacer con ella, que siempre va a estar, en todos los órdenes de la vida, y  la infidelidad no nos garantiza ninguna comletud, al contrario se puede convertir como dije antes en una larga serie, al modo del Don Juan, buscando en la infidelidad  completar lo que  falta , sin entender que no existe alguien que nos pueda completar.

jueves, 15 de septiembre de 2011

La madre, un alergeno?

Pienso en las alergias, sobre todo en las respiratorias, como una enfermedad psicosomática, o sea los síntomas puestos en el cuerpo pero con origen psicológico.

Hay infinidad de alergenos, desde los ácaros hasta el polen y se trata de alejarlos lo más posible de quien la padece,  se me ocurre pensarlo como un alérgeno, sobre todo porque es el que no tenemos en cuenta,  La madre.
Cuando decimos madre, hay quienes piensan inmediatamente en el amor desinteresado, sublime que puede dar una madre sin pedir nada a cambio, en las horas, los días las noches en vela que  dedican, las actividades,  los trabajos, de repente las carreras que resignaron  por dar a sus hijos más tiempo, apuestan a que su presencia es infaltable para la crianza.

Las publicidades se sirven de este “saber hacer” de la madre para vender sus productos, ubicándolas en un lugar de madre ideal.

Es una pregunta que quiero poner en discusión, porque no es de la madre física a la que quiero referirme, si no al deseo de la madre,  que Lacan ejemplifica tan didácticamente diciendo que el deseo de la madre es como las fauces abiertas de un cocodrilo, alude a un deseo devorante, desbordado, que el único que puede frenar este deseo es el padre, tampoco el padre físico, sino la función de metáfora del padre, en tanto prohíbe a la madre engullirse al hijo.
Podemos ver estas madres “cocodrilo” en las madres sobreprotectoras, (madre ideal, desde el saber popular) son aquellas madres que proveen a sus hijos de sus cuidados mas allá de lo que el hijo podría necesitar, se me ocurre que la alergia viene a un lugar de defensa del sujeto frente a un deseo devorante, es alguien que no puede respirar frente a otro que asfixia (con sus cuidados).

 La alergia, como una  salida sintomática.


martes, 13 de septiembre de 2011

El Síntoma


 El síntoma es una expresión de alerta, avisa que algo no funciona como debiera, generalmente provoca un malestar  tanto para el que lo padece si es un adulto como para la  familia si se trata de un niño.

El síntoma es como una carta de presentación hay que buscar más allá, porque el verdadero malestar está contenido en el síntoma, no es que es que estén separados, el trabajo consiste en develar que nos quiere decir el síntoma, por alguna razón está ahí, por algo se ha formado, y genera malestar  justamente para acudir a un tercero en busca de ayuda.

Hay muchísimas formas de abordarlo, en general la oferta del mercado es erradicar el síntoma tal como lo solicita el que se presenta como un paciente.

En el tratamiento psicoanalitico (lacaniano) la oferta es diferente, se trata de descifrarlo, el síntoma es un enigma, como un rompecabezas que hay que ir armando, para saber qué lugar ocupa para el que se queja, no se trata de extirparlo como a un lunar sino de ir dándole forma para visualizar y mostrar el verdadero malestar,  que donde se encuentra es justamente detrás de él.

viernes, 12 de agosto de 2011

Demandas Light

Si hay algo que se sostiene a través del tiempo y no cambia con las épocas, es la  demanda de consulta, ese pedido inicial de querer “mejorarme”, la práctica analítica me hace dudar de esta sencilla solicitud, intentaré  ir mostrando porque.

Sin embargo entre los tiempos de antes y los actuales ha cambiado la forma de mostrar “la falta”, antes solo las personas muy graves asistían a un psicólogo ó un analista, mientras que hoy en día lo hacemos con más facilidad, en algunos países hermanos hasta está de “moda” tener tu “analista” para vivir más “relax”, porque tener problemas ya no es una razón para avergonzarse, muy al contrario, las redes sociales lo confirman, muchas personas ponen su vida en vidriera sin el más mínimo pudor.
No es mostrar la falta en donde radica la dificultad para cambiar, mejorar, avanzar, etc, se asume con menos prejuicio la existencia de algún malestar, la dificultad verdadera radica en otro lado, se demanda estar mejor, pero no se quiere hacer nada al respecto, le demando al analista que con su saber me cure, lo que estoy solicitando es: que otro con su saber (académico) arregle el malestar de lo que yo no quiero saber (inconsciente).
Acaso es eso posible? el mercado ofrece infinidad de servicios dispuestos a arreglarle la vida a la gente sin que tenga que cuestionarse nada, que también por supuesto es una alternativa muy válida, te entregan la receta del saber, claro, se calma la angustia, pero te cura?`

Para levantar un síntoma necesariamente hay que mover algo de lugar, hay que estar dispuestos a resignar el goce que el malestar nos significa, porque cuando hacemos una elección inmediatamente resignamos otra cosa.
Estaremos dispuestos a resignar algo, a implicarnos en nuestro propio malestar, a buscar las respuestas en mi saber (inconsciente) que es donde verdaderamente podemos encontrarlas?
Lic. Alejandra Quintero