Este es el comentario a la película "Las cuatro hijas" de Kaouther Ben Hania, realizado por invitación del espacio de la cinemateca de la NEL-Lima, es una película preciosa
y muy conmovedora.
La directora realiza este
documental bajo un formato novedoso al proponer una actuación hibrida, es decir
convoca a actrices para representar a las hermanas ausentes además de los
momentos familiares más dolorosos y ellas, las protagonistas de su propia
historia, Olfa la madre y sus dos hijas menores participan del mismo, otorgándole
un plus emocionante, sobresaliendo la valentía de ellas al consentir a revivir
situaciones que han dejado sin duda marcas traumáticas a cada cual en singular.
La película/documental
transcurre frente a una realidad radicalmente distinta a la nuestra, se rigen
por reglas y normas estrictamente patriarcales, la mujer tiene un lugar social
invisible, la directora se pregunta que puede motivar a una mujer a unirse al
estado islámico.
Durante la película Olfa
va notando que la tradición de maltrato, violencia y abusos que ella llama “la
maldición” que ha sufrido en el seno de su propia familia, lo ha repetido con
sus hijas, como lo nombramos en
psicoanálisis el estrago, “Con el hecho del estrago que, en la mujer, en la
mayoría, es la relación con la madre, de la cual parece esperar como mujer más
sustancia que de su padre –lo que no va con su ser segundo en este estrago”[1] significantes
que llevan la marca de lo traumático de generación en generación, trasmitido
por la madre, Olfa tenía tanto miedo de ver a sus hijas convertirse en putas, ambas
en edad adolescente, en el despertar de su sexualidad, la madre aplasta con
violencia cualquier signo o señal que mostrara
a una mujer, como puede ser depilarse o pintarse el cabello, ella buscaba los
recursos para protegerlas del mal exterior, del afuera, pero no pudo despojarse
de las marcas de violencia que marcaron su vida y termina por repetirlas con
sus hijas. Esto se evidencia cuando no opera el significante del nombre del
padre, no se puede introducir esa separación madre/hija/o
Este es una situación que
aparece en la película, pero también en la vida, sobre todo en la época, hay un
padre evaporado dice Lacan, Miller elige el término “el padre vuelto vapor”, la
reducción, la caída y finalmente el padre evaporado, no son sin consecuencias en
lo social que se produce a partir del cambio de coordenadas, donde el padre
como significante que introduce un orden simbólico, deja de serlo. “En épocas
del “padre evaporado” como lo dice Lacan, las familias no diferencian a la
madre y al padre”[2] donde padre y madre independientemente del
género que cada uno porte, padre y madre en sus funciones no es los de antes,
el significante del nombre de padre, es decir la palabra de quien encarnara esa
función, intenta producir una separación entre hijo/hija del deseo enigmático de
la madre, Lacan nombra ese movimiento de horizontalidad de la época como
parentalidades, como una respuesta ante la multiplicidad de lazos que existen
actualmente, para conformar una familia, lo que deja a la vista es el malestar
familiar de la época.
Que salidas posibles para
una mujer, donde el estrago, en una sociedad tan radical que hay que elegir
entre ser puta o ser mala como lo plantea la película, lo que se decanta en el
empuje a separarse del linaje, lo que se pone en juego es la vertiente de como
introducir una separación con la madre y el linaje materno, en términos del
psicoanálisis de orientación lacaniana la falta de separación con la madre no
permite construirse una propia vida.
Tal vez es en ese sentido
que las hijas mayores comienzan a explorar vestimentas como el hijab en un
primer momento y luego el niqab, velo que cubre todo el cuerpo, no eran
obligatorios en ese entonces, al parecer después de la revolución Tunecina del
2011, resurgió la atracción por unirse a estos grupos. Las hijas mayores
introducen un NO a darle continuidad a esa historia que se repite, tal vez la
decisión de unirse al estado islámico es una salida posible “la huida es una
búsqueda desesperada de solución, pero que es únicamente imaginaria” [3] (Cita
extraída de un texto de PIPOL 12, las jornadas europeas que han sido hace poco
sobre el malestar en la familia) ¿puede ser leída la radicalización de Rahma y
Ghofrane como un intento fallido de separación?
Un momento muy conmovedor
del documental es cuando le preguntan a Eya qué les diría a sus hermanas si
pudiera volver a verlas: "Esta familia te destruyó, no permitiré que me
destruya a mí". Eso es muy impactante viniendo de alguien que ha sufrido
tanto dolor, esa es una decisión indeclinable y una elección de preservarse.
1.
Lacan, Jacques. “Atolondradicho”. Otros
escritos. Paidós, Buenos Aires, 2012. p. 489.
2.
Maríe Helene Brousse, Modo de gozar en
femenino, P. 26
3 Alberti, Christiane; Ansermet, François;
Brousse Marie-Hélène; Gana, Ana Lia; Guaraguara, Sofía. Exilios:
miradas psicoanalíticas, (Bajo la dirección) Sofia Guaraguara.
Textos establecidos por Flavia Hofstetter. 2da ed. Ginebra, col. Asociación
Ginebrina de los Psicólogos, Encuentro-Rencontre 2019 (pronto será traducido al
español).







